Al sudoeste de Turquía, concretamente en el valle del río Menderes se encuentra Pamukkale.
Pamukkale, quiere decir castillo de algodón. La naturaleza convertida en hábil arquitecto, sobre un acantilado fluvial de más de doscientos metros de altitud, eleva este grandioso decorado surrealista que no se encuentra otro igual en todo el mundo.
Si lo observamos desde la distancia podemos ver que es una serie escalonada de cataratas fosilizadas, pero en constante ebullición, vivas y cristalinas. Si nos acercamos, el paisaje adquiere la dimensión de un fantástico jardín acuático, vertiéndose estanque a estanque. Desde Pamukkale se pueden divisar una de las vistas más bellas en el mundo.
La zona también dispone de fuentes naturales de agua y termas. Los depósitos más recientes de carbonato de calcio le dan al lugar un aspecto blanco deslumbrante.
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